Ser nieta de Tippi Hedren –la ‘ambición rubia’ de Alfred Hitchcock–, hija de dos iconos de Hollywood como Melanie Griffith y Don Johnson –el inolvidable Sonny Crocket de ‘Miami Vice’– y la queridísima hijastra de un factótum del celuloide como Antonio Banderas tiene que facilitar mucho las cosas. De hecho, su primer papel en el cine se lo ofreció el propio Banderas, que la contrató junto a su madre, su abuela y su hermanastra Stella del Carmen para el rodaje de ‘Locos en Alabama’. Todo quedaba en casa.
Está claro que de casta le viene al galgo. Ella misma reconoce haber crecido «en un set de rodaje» y que aprendió a ser actriz «observando a la familia actuar», pero Dakota Johnson (Austin, Texas, 1989) siempre ha luchado por seguir su propio camino.
«Amo este trabajo más que nada en el mundo pero es importante que el éxito no se te suba a la cabeza y demostrar en cada oportunidad tu capacidad para interpretar y desarrollar personajes».
Aleccionaba en una entrevista cuando no tenía ni veinte años. Ahora, a punto de cumplir 24, la gran oportunidad le llega con uno de los papeles que más expectación ha generado en Hollywood: el de Anastasia Steele, la sumisa protagonista de ‘Cincuenta sombras de Grey’ a la que Dakota Johnson dará vida en la pantalla con el apoyo de E. L. James, la autora de la exitosa –y a la vez criticadísima– trilogía erótica.
Sin embargo, la elección de Johnson no ha sentado nada bien entre los fans del bestseller, que arremetieron contra el reparto en las redes sociales: «Han arruinado completamente la película. ‘Cincuenta sombras de Grey’ será un asco ahora». Otros, encabezados por su madre, no cuestionan la idoneidad de una actriz de innegable atractivo (con 18 firmó un contrato con una prestigiosa agencia de modelos) que ya ha dejado patentes sus dotes interpretativas «con estilo propio» en películas como ‘La red social’, ‘Eternamente comprometidos’ y ‘Para Ellen’. Y a la que, por cierto, le vuelve loca la lencería. «Es maravillosa, me hace sentir muy sexy». Hasta sueña con diseñar conjuntos ‘underwear’.
Tatuaje s y otras ‘sombras’
Pero más allá de entrar al trapo, Dakota siempre ha preferido seguir a rajatabla el consejo que lleva tatuado en latín en el brazo: ‘acta non verba’ (actúa, no hables). Lo demostró después de aquel fugaz ingreso en un centro para adolescentes con problemas de adicción al alcohol y las drogas, una de sus únicas ‘sombras’ conocidas. Los periodistas aprovechan desde entonces cada ocasión para indagar en aquella oscura etapa: «No contesto a esas preguntas», deja siempre claro ella. Si tiene que elegir su mayor error, se queda con «jugar mal al voleibol».
De Dakota Johnson destacan quienes la conocen que siempre ha mantenido «los pies en el suelo», aunque eso tampoco le impide ‘mirar hacia la luna’, como reza su tatuaje del pie derecho. Pero si hay un lugar que cautive especialmente a esta nueva ambición rubia es España, la tierra de su padrastro y de la que un día también se enamoró su madre. La comida (la paella y la tortilla), la arquitectura y la música de nuestro país, por ese orden, son sus mayores debilidades. Este año, además, los malagueños pudieron ver a la familia Banderas-Griffith disfrutar a lágrima viva de las procesiones del Domingo de Ramos. En uno de los balcones también se emocionaban Dakota y su novio, el joven músico Noah Gersh. Pero pocos romances más se le han conocido a la discreta hija mayor de Melanie Griffith. En este aspecto parece que ella también quiere definir su propio camino, alejado de las tortuosas y múltiples relaciones que han atravesado sus padres: «Me enamoré muy pronto y no necesito casarme un montón de veces para entender lo que es el amor», aclaraba en una entrevista con 19 años. Una puyita a su madre, que ya va por su tercer matrimonio.
Para lo que no tiene reparos Dakota es para posar ligera de ropa si la ocasión lo merece. Y si es con algo rojo, su color fetiche, mejor que mejor. Si hace falta, hasta piropea a políticos: «Zapatero es un hombre extraordinario». Por Rajoy no le han preguntado todavía.
Sin embargo, la elección de Johnson no ha sentado nada bien entre los fans del bestseller, que arremetieron contra el reparto en las redes sociales: «Han arruinado completamente la película. ‘Cincuenta sombras de Grey’ será un asco ahora». Otros, encabezados por su madre, no cuestionan la idoneidad de una actriz de innegable atractivo (con 18 firmó un contrato con una prestigiosa agencia de modelos) que ya ha dejado patentes sus dotes interpretativas «con estilo propio» en películas como ‘La red social’, ‘Eternamente comprometidos’ y ‘Para Ellen’. Y a la que, por cierto, le vuelve loca la lencería. «Es maravillosa, me hace sentir muy sexy». Hasta sueña con diseñar conjuntos ‘underwear’.
Tatuaje s y otras ‘sombras’
Pero más allá de entrar al trapo, Dakota siempre ha preferido seguir a rajatabla el consejo que lleva tatuado en latín en el brazo: ‘acta non verba’ (actúa, no hables). Lo demostró después de aquel fugaz ingreso en un centro para adolescentes con problemas de adicción al alcohol y las drogas, una de sus únicas ‘sombras’ conocidas. Los periodistas aprovechan desde entonces cada ocasión para indagar en aquella oscura etapa: «No contesto a esas preguntas», deja siempre claro ella. Si tiene que elegir su mayor error, se queda con «jugar mal al voleibol».
De Dakota Johnson destacan quienes la conocen que siempre ha mantenido «los pies en el suelo», aunque eso tampoco le impide ‘mirar hacia la luna’, como reza su tatuaje del pie derecho. Pero si hay un lugar que cautive especialmente a esta nueva ambición rubia es España, la tierra de su padrastro y de la que un día también se enamoró su madre. La comida (la paella y la tortilla), la arquitectura y la música de nuestro país, por ese orden, son sus mayores debilidades. Este año, además, los malagueños pudieron ver a la familia Banderas-Griffith disfrutar a lágrima viva de las procesiones del Domingo de Ramos. En uno de los balcones también se emocionaban Dakota y su novio, el joven músico Noah Gersh. Pero pocos romances más se le han conocido a la discreta hija mayor de Melanie Griffith. En este aspecto parece que ella también quiere definir su propio camino, alejado de las tortuosas y múltiples relaciones que han atravesado sus padres: «Me enamoré muy pronto y no necesito casarme un montón de veces para entender lo que es el amor», aclaraba en una entrevista con 19 años. Una puyita a su madre, que ya va por su tercer matrimonio.
Para lo que no tiene reparos Dakota es para posar ligera de ropa si la ocasión lo merece. Y si es con algo rojo, su color fetiche, mejor que mejor. Si hace falta, hasta piropea a políticos: «Zapatero es un hombre extraordinario». Por Rajoy no le han preguntado todavía.
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