"El señor Grey la recibirá ahora", se lee en el póster del esperado estreno. Quienes hayan leído la trilogía Cincuenta sombras de Grey, comprenderán que esta frase provoque nervios y excitación. Y es que esta historia de bondage y sadomasoquismo, comienza así, con el lugar común con el que le responden a cualquiera que tiene una cita de negocios con alguien.
Al saber esto, sin necesidad de ver el tráiler -incluso sin haber leído los libros-, es posible imaginar a la protagonista Anastasia Steel -interpretada por Dakota Johnson-, entrando torpe y tímidamente a la inmensa oficina en la que se encontrará con Christian Grey, el hombre que cambiará su vida para siempre por medio de prácticas sexuales "no tan convencionales", si debemos llamarlas de alguna manera, y quien ha conquistado a las mujeres de todo el globo con algo que parecía haber quedado atrás -o al menos eso se pregonaba en el siglo XX-: total y absoluta dominación sexual.
La rubia Dakota Johnson, hija de Melanie Griffith y del actor Don Johnson -James Crockett en Miami Vice- fue elegida para protagonizar la versión fílmica de la trilogía traducida a 50 idiomas sin contar con una carrera extensa; apenas algunas apariciones en películas como The Social Network y la nueva 21 Jump Street, quizá porque después de Locos en Alabama -dirigida por su padrastro Antonio Banderas y donde compartió créditos con su madre y su media hermana Stella Banderas-, sus padres la hicieron prometer que no actuaría hasta que hubiera terminado la preparatoria. La joven cumplió, y apenas volver a
poner el pie en Hollywood, volvió a tener fortuna. El papel de Anastasia Steel es el de la nueva Bella Swan en potencia. Quizá hasta un poco más, ya que Cincuenta sombras de Grey ha sido más leído que la saga Crepúsculo -una ironía, ya que la autora E. L. James comenzó a desarrollar el libro como un fan-fiction de los textos de Stephenie Meyer-. Como haya sido, es sabido que Dakota llegó al casting de Universal Pictures con una potente arma de seducción bajo el brazo: el monólogo sexualmente explícito de la película Persona del director Ingmar Bergman en el que el personaje de Alma sufre un trastorno de personalidad. "... Cuando se vino sentí algo que nunca había sentido antes en mi vida, cómo su esperma se disparaba dentro de mí. Me tomó de los hombros y se inclinó hacía atrás y yo me vine una y otra vez...", dice el texto sobre el que Johnson declaró a la revista Cosmopolitan: "había algunas partes que me avergonzaba leer en alto, pero es una de esas cosas a las que tienes que comprometerte sin reservas".
Se quedó el papel y, con él, la "fortuna" de ser la mujer más envidiada por las lectoras de la trilogía, ya que será quien encarne las fantasías que provoca Christian Grey, interpretado por el actor y modelo norirlandés Jamie Dornan. Esto, además de fama, ganancias estratosféricas y, quizá, la posibilidad de ser considerada una nueva sex symbol (como alguna vez fue su madre), aunque de otra índole: Dakota será un símbolo sexual que rechaza la libertad porque encuentra placer en la sumisión.
EL SEXO CON MR. GREY ¿AVANCE O RETROCESO?
Se quedó el papel y, con él, la "fortuna" de ser la mujer más envidiada por las lectoras de la trilogía, ya que será quien encarne las fantasías que provoca Christian Grey, interpretado por el actor y modelo norirlandés Jamie Dornan. Esto, además de fama, ganancias estratosféricas y, quizá, la posibilidad de ser considerada una nueva sex symbol (como alguna vez fue su madre), aunque de otra índole: Dakota será un símbolo sexual que rechaza la libertad porque encuentra placer en la sumisión.
EL SEXO CON MR. GREY ¿AVANCE O RETROCESO?
El éxito de la trilogía escrita por E. L. James es positivo por una cosa: por primera vez millones de mujeres en el mundo se sintieron tranquilas a ir a una librería o entrar a un sitio de Internet como Amazon (donde superó en ventas a Crepúsculo, Los juegos del hambre y Harry Potter) para comprar literatura erótica. Gracias a que no hubo vergüenza, los libros se convirtieron en best-seller de inmediato y promovieron conversaciones sobre sexo socialmente aceptadas. Pero es preocupante por otro lado: de pronto parece que todo el trabajo que hicieron mujeres como Madonna con su libro Sex, donde nos mostraba a una mujer sexualmente libre y exigente, se fue por la borda. La protagonista de Cincuenta sombras de Grey es todo menos eso. De hecho, es una joven estudiante de 22 años virgen que, un día, conoce a un joven guapísimo y millonario cuya perversión sexual es el juego amo-sumiso que se retrata de mucho mejor manera (y con mayor intensidad) en la novela Historia de O, escrita por la francesa Anne Desclos bajo el pseudónimo Pauline Réage en 1954.
Como jamás hubiera pasado en esa novela -que en realidad es una larga carta de amor escrita para el editor Jean Paulhan- y mucho menos en los textos escritos por el Marqués de Sade (referencia obligada cuando se habla de este género literario), los personajes de las Cincuenta sombras... firman un contrato en el que dejan constancia de lo que están dispuestos a hacer o no hacer y estipulan límites infranqueables: no actos con fuego, no actos con agujas o cuchillos, no actos relativos al control de la respiración, no actos que dejen marcas permanentes en la piel... En fin, que estamos ante la obra maestra del sadomasoquismo vainilla. "Perversiones sin riesgo", se podría decir. Lo cual es una especie de traición a las prácticas sexuales que inspiraron a la autora y donde la teoría dice que el placer se centra precisamente en el riesgo, el temor constante a que todo se salga de control.
Lo anterior deja claro porque en muchas críticas, la historia de Anastasia y Grey es calificada como "porno para mamás". Y es que el éxito está, quizás, en que promete que es posible tener una vida sexual más picante sin tener que entrar al verdadero juego del dolor y el placer conjuntos. En el mencionado contrato, a cambio de su sumisión sexual, Christian Grey le ofrece a su "amada" que la mantendrá, que la alimentará de manera saludable, que le comprará ropa, que le contratará un entrenador físico para que se mantenga en forma. Cosas que hacen pensar que lo que están firmando no es más que un acta de matrimonio común y corriente, lo cual resulta decepcionante en temas de género: ¿en verdad ser sumisa es la fantasía sexual de las mujeres? ¿es Anastasia Steel un ejemplo a seguir? Eso lo decidirá cada quién, pero en términos generales parece que ha habido un retroceso en el empoderamiento sexual femenino. Vuelve a ponerse en el altar a la mujer virgen, de nuevo parece estar bien que el hombre sea el único que decida qué se hace y qué no en la cama y, por lo visto, el arquetipo del hombre desequilibrado está otra vez a la alza. Si se mira bien, Cincuenta sombras de Grey es una especie de Cumbres Borrascosas con escenas inéditas. Y si nuestra idea de romance sigue siendo la misma que aparece en una novela de romance atormentado escrita en 1847, entonces el erotismo -al menos para las mujeres- no ha evolucionado mucho que digamos. Eso aunque la taquilla jugará a decirnos lo contrario.
Como jamás hubiera pasado en esa novela -que en realidad es una larga carta de amor escrita para el editor Jean Paulhan- y mucho menos en los textos escritos por el Marqués de Sade (referencia obligada cuando se habla de este género literario), los personajes de las Cincuenta sombras... firman un contrato en el que dejan constancia de lo que están dispuestos a hacer o no hacer y estipulan límites infranqueables: no actos con fuego, no actos con agujas o cuchillos, no actos relativos al control de la respiración, no actos que dejen marcas permanentes en la piel... En fin, que estamos ante la obra maestra del sadomasoquismo vainilla. "Perversiones sin riesgo", se podría decir. Lo cual es una especie de traición a las prácticas sexuales que inspiraron a la autora y donde la teoría dice que el placer se centra precisamente en el riesgo, el temor constante a que todo se salga de control.
Lo anterior deja claro porque en muchas críticas, la historia de Anastasia y Grey es calificada como "porno para mamás". Y es que el éxito está, quizás, en que promete que es posible tener una vida sexual más picante sin tener que entrar al verdadero juego del dolor y el placer conjuntos. En el mencionado contrato, a cambio de su sumisión sexual, Christian Grey le ofrece a su "amada" que la mantendrá, que la alimentará de manera saludable, que le comprará ropa, que le contratará un entrenador físico para que se mantenga en forma. Cosas que hacen pensar que lo que están firmando no es más que un acta de matrimonio común y corriente, lo cual resulta decepcionante en temas de género: ¿en verdad ser sumisa es la fantasía sexual de las mujeres? ¿es Anastasia Steel un ejemplo a seguir? Eso lo decidirá cada quién, pero en términos generales parece que ha habido un retroceso en el empoderamiento sexual femenino. Vuelve a ponerse en el altar a la mujer virgen, de nuevo parece estar bien que el hombre sea el único que decida qué se hace y qué no en la cama y, por lo visto, el arquetipo del hombre desequilibrado está otra vez a la alza. Si se mira bien, Cincuenta sombras de Grey es una especie de Cumbres Borrascosas con escenas inéditas. Y si nuestra idea de romance sigue siendo la misma que aparece en una novela de romance atormentado escrita en 1847, entonces el erotismo -al menos para las mujeres- no ha evolucionado mucho que digamos. Eso aunque la taquilla jugará a decirnos lo contrario.
EL TÍTULO DE LAS 50 SOMBRAS DE GREY ES AHORA PELÍCULA Y SE ESTRENARÁ EN FEBRERO 2015. POR SU ALTA AFINIDAD CON EL SEGMENTO FEMENINO Y LA EXPECTATIVA QUE SU LANZAMIENTO HA GENERADO, ESTE FILME PODRÍA CAPTAR A MUJERES QUE TRADICIONALMENTE SON DIFÍCILES DE ALCANZAR.
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